El Alamín

06

NOVIEMBRE, 2017

Hoy hemos estado echando la mañana en El Alamín (hemos= la señorita Lucía Ramos –podéis seguirla aquí y aquí– y yo mismo).

El Alamín es un pueblo deshabitado y abandonado en mitad de ningún sitio, cerca de Villa del Prado: en mitad de ningún sitio. El pueblo se construyó en los años cincuenta y se abandonó hace un par de décadas, tuvo por tanto una vida muy corta. En realidad es bastante generoso llamarlo pueblo: un par de calles, una escuela, una iglesia y un bar, poco más. No he contado cuantas casas podía haber, quizá unas cuarenta o así. Las razones de la despoblación estarán seguramente entre el resultado del abandono progresivo de las labores agrícolas que al parecer daban vidilla al pueblo y el éxodo general hacia las ciudades que ha ido “padeciendo” este país en las últimas décadas.

Nosotros hemos ido a hacer fotos (próximamente, vía Instagram o Facebook). Y para eso, el pueblo está muy bien: Casas en ruinas, árboles por todos lados, maleza, escombros, pintadas… Más o menos lo que buscábamos. He echado de menos más “historia”, más “rollo” en casas y calles, lo normal dada la corta vida (y la modernidad) del pueblo. Hubiera estado muy bien si hubiéramos podido acceder a la iglesia y a su torre, pero hemos coincidido allí con una producción ¿publicitaria? por lo que no ha sido posible hacer fotos en esas localizaciones. Otra vez será.

Seguro que salen fotos chulas, con Lucía es en verdad muy fácil. Ah y además, había una montonera de pepinos medio podridos tirados por allí…