Fotógrafas: Pilar García Merino
09
MARZO, 2018
No suele emocionarme mucho la fotografía de autor. Por lo menos, no suele emocionarme mucho la moderna fotografía de autor. Literalmente. Hay unos cuantos autores a los que respeto, otros cuantos a los que respeto mucho. Y un sinfín a los que me parece que se los ha comido el discurso. Siempre he pensado que cuando una obra de arte, la que sea, necesita ser explicada (más si es necesario un laaaaaarguísimo discurso conceptual y habitualmente pedante) es que no es tan buena. Es que no es ni buena, en realidad. Pero esta “norma” tiene una excepción. Hay una fotógrafa actual (que se dedica normalmente a esa cosa tan difusa de la foto de autor) que me emociona. Pilar García Merino.
Pilar nace en Madrid en 1976 y se licencia unos años después en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de la misma ciudad. Su fotografía, al menos la más conocida ya que sé de buena tinta que no es lo único que hace, se mueve entre la representación más o menos difusa de mundos oníricos y la fantasía de su manera de entender las ensoñaciones. Esa frase que soy consciente de que no significa nada es la única manera en la que se me ocurre definir su trabajo. Me parece indefinible, si alguna vez ha tenido sentido el “mejor verlo” es con la obra de mademoiselle García Merino.
Sus fotografías precisan de una cuidada preparación, de un minucioso y delicado montaje previo, de una especie de maquetación que es luego la que mágicamente se transforma mediante el talento de la autora en la fotografía buscada. Estos mundos inventados o recreados (o ambas cosas al mismo tiempo) son el reflejo de la igualmente delicada y minuciosa personalidad de la artista y el vehículo mediante el que ella se expresa. Así al menos en lo que se refiere al grueso de su obra o, como decía antes, a la más conocida.
El caso es que Pilar García Merino hace más “tipos” de fotografía, abajo podéis ver algún ejemplo de retratos recientes. Como en las antes comentadas, usa modos monocromáticos, blanco y negro o virados, a sepia en muchos casos. También suele hacer las fotos en formato cuadrado, “herencia” imagino del uso hace años del medio formato. Pero insisto en que lo mejor que se puede hacer con estas fotos es perderse en ellas. Dejar de perder el tiempo leyendo esto y dejarse llevar por esos mundos que ella piensa, sueña, crea, monta, fotografía y luego destruye. No se puede ser más autora.
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